"Al Norte de los Molinos"
Quero en el S XVI por Alfonso |
El Cronista, Hijo Predilecto y Cervantino D. Alfonso Ruiz Castellanos (1956-2015), elabora su hipótesis del Lugar del hidalgo en su obra “Un lugar de La Mancha para Don Quijote: Quero”, publicada en 2004, construyendo su teoría sobre documentación de archivos locales y comarcales además de su conocimientos en caminería.
Será posteriormente, que desarrolle los fundamentos de dicha teoría en una serie de diecinueve artículos publicados entre el dos de enero y el ocho de marzo de 2005 en el diario regional EL DIA, bajo el nombre de “Al Norte de los Molinos”. En ellos, se hila un cuidado argumento de hipótesis sobre las similitudes etnográficas y geográficas del Lugar del ingenioso hidalgo y Quero en el Siglo XVI, que son recogidos en esta Ruta, entre los que el propio Alfonso destaca: 1.- No debía disponer de molinos de viento, no solamente porque D. Quijote los extraña al verlos, sino porque Pedro Alonso, su paisano, venía de moler grano desde un lugar alejado del pueblo; 2.- Cuenta con una fuente pública, en la plaza, que se había secado. También en dicha plaza se reunían los vecinos los domingos; 3.- Tiene un prado concejil. Esto implica la proximidad de una lámina de humedad, como puede ser una laguna, en cuyos alrededores existen ejidos; 4.- Tiene un arroyo en las afueras del pueblo, lugar donde lavan las mujeres; 5.- Junto al prado, dispone de unas eras y un adjunto oratorio, donde rezaban el cura y el bachiller; 6.- Debe existir una cuesta antes de llegar, con buena visibilidad del pueblo, antes de rebasarla, a modo de mirador; 7.- Dispone de picota, e implicando la jurisdicción criminal que tienen las villas; 8.- Era un concejo con casa de ayuntamiento; 9.- Disponía de cofradías religiosas, pues Sancho comenta haber sido muñidor de una de ellas; y 10.- Existe un grupo importante de hidalgos en la localidad.
Quero en ese tiempo cumple con cada uno de esos “diez mandamientos” que extrae Alfonso de la propia novela, existen grandes coincidencias con muchos de sus personajes y además su situación geográfica es central respecto el pentágono que trazan los lugares citados en la obra como El Toboso, Puerto Lápice, Tembleque, Quintanar y Campo de Criptana (en este caso aún no citado expresamente si coinciden gran número de cervantinos en que en este pueblo se localizan los molinos con los que batalla en su segunda salida el caballero).
Adentrémonos en este paseo por el Lugar, Quero, en una ruta que le embaucará y transportará al siglo XVI con paradas en lugares y tiempos aún hoy característicos y cervantinos. Háganla con detenimiento y disfruten de la misma, sabiendo que ser quereño es sinónimo de quijotesco por cuanto Cervantes no quiso retener su nombre en la memoria, aunque llamara Quijote a un “Querote” que seguro conociera, como hidalgo, y al que se refiriera en su última obra como Juan de Villaseñor nacido en torno a 1549 de Diego de Villaseñor y María López de Cervantes.
Hitos:
Hito 1 |
Se sabe de El Lugar que se ubica en La Mancha Alta, más al Norte, y que en la comarcalización de fines del medievo el hidalgo atravesaría una frontera entre el campo de San Juan (Quero) hasta el Campo de Santiago (Criptana) que jurisdiccionalmente era dependiente del Campo de Montiel, por ejemplo así lo confirma el hecho de estar registradas entre las iglesias reconstruidas del campo de Montiel la de Sta. María de Campo de Criptana. Para llegar al episodio de los molinos tan conocido en la novela han de ocurrir dos cuestiones, la primera es que según la narración, con el sol de soslayo en una mañana de verano, y la segunda, el impacto visual que se denota en el hallazgo de “los gigantes”, el acceso sólo es posible de aquella forma desde el norte de la población de Campo de Criptana, por el carril denominado “carrera vieja”, que viene desde Quero (15 Km) pasando por la ermita del Cristo de Villajos, desde cualquier otro acceso la visión de los molinos es previsible.
Por otra parte, se conoce sobre Quero, como villa sanjuanista, que no cuenta con molinos de viento en aquellos años. Éste que aquí vemos, junto al otro derruido, son de fines del siglo XVIII (1778). En tiempos de Cervantes eran todos hidráulicos, concretamente siete (nombrado en este primer hito de este a oeste), que aprovechaban las aguas del Cigüela cuando las traía, de esta forma era habitual que hubieran de dirigirse los quereños en verano a otros molinos hidráulicos del Guadiana o el Tajo, como consta en las Relaciones de Felipe II (1575). Así es narrada la jornada del paisano de don Quijote por Cervantes, Pedro Alonso, que viene de moler fuera de su pueblo. Por otra parte, más grande es aún la sorpresa de nuestro hidalgo ante los molinos de viento que confunde con gigantes. Como curiosidad, serían estos molinos, junto al herrero que los reparó, los que contaminasen la harina al ser rellenadas sus muelas deterioradas con plomo, provocando una intoxicación saturnina en 1899, con al menos quince fallecidos y 283 afectados en Quero, alcanzando el mal también al cercano municipio de Villafranca de los Caballeros. Ya en el siglo XX, tienen por curiosidad que las aspas del otro molino más al este levantaron y ahorcaron una mula que estaba allí atada.
Por último, queda referirnos a un tipo singular de construcciones de las que consta su origen en la segunda mitad del siglo XIX en este municipio, son los silos. Muchos de los inmigrantes en la expansión ferroviaria aprovecharon el cerro para escavar manualmente en la roca estas viviendas que luego se encalaban y acondicionaban con piso enyesado, solían contar con pozo y pudridero exterior. Las gentes que las habitaban eran muy humildes y quedaban situadas a las afueras de la población. Son hoy, un elemento clave en el paisaje urbano de Quero, siendo este en el que nos encontramos rehabilitado por su Ayuntamiento con fines culturales y museísticos el 23 de julio de 2006, junto al molino.
Hito 2 |
Quero se encuentra en una zona rica en humedales y por tanto agua dulce. Son dos ríos el Riansares y el Cigüela los que atraviesan su término, el primero desagua en la Laguna de “El Taray”, además de este humedal otros habituales como el salino en su zona sur denominado Laguna Grande han marcado su historia. Además son varios los arroyos en el término, siendo el de Santa Ana en el Sur muy conocido aún a pesar de permanecer en los últimos años seco. De esta forma, la afición por la pesca ha sido continua por los quereños desde tiempos remotos.
Por otra parte, las labores del campo por el pueblo llano, como la siega eran comunes, sobre todo en tiempos de malas cosechas como fueran los de fines del siglo XVI en Quero (según análisis de las relaciones de diezmos pagados a la Iglesia).
Quero estaba bien comunicado con la comarca, siendo atravesado su término municipal por la Vereda Real Soriana, que se bifurcaba en dos ramales. El izquierdo entraba por el cerro norte, y recibía al viajero ya en aquellos tiempos con un humilladero a la Virgen de la Antigua, su primera referencia de existencia es de 1549, año en el que se data su fundación por la capellanía de Juan de Alexo. Un siglo después se alzaría la Ermita a la posterior advocación mariana de Las Nieves, en 1648, que aquí vemos de acuerdo a su última gran reforma en los años ochenta del siglo pasado donde se sustituyó el humilladero por una cruz, recientemente se incorporaron soportales y verja. Esta Ermita se sitúa al Norte de la población, a unos doscientos metros de la zona de huertos y casas donde era más habitual ubicar a los pecheros, quedando los hidalgos en las inmediaciones de la plaza de La Villa junto a la arteria económica Oeste-Este (ruta de comercio Toledo-Levante).
Hito 3 |
Sobre el callejero y estructura urbana de la villa de Quero, desde su fundación en el siglo XIII contamos con dos hechos clave, el primero es el de cruce de caminos, entre los que señalamos por su importancia cuatro: el de Consuegra, el de Toledo-Levante por El Toboso, el de Alcázar y la vereda de ganados (Soriana, ramal izquierdo), con una fuente de agua dulce de la que se abastecía la población. En segundo lugar, contamos con un detallado análisis sobre su evolución en el Catastro de Ensenada en 1751, realizado pormenorizadamente por el Cronista Alfonso.
De ello se desprende que Quero surge y se desarrolla en torno a un triángulo donde cruzan esos caminos: La plaza de la Iglesia, la de la Villa y la originariamente de los Carros, estando sus principales hacendados en torno a estos núcleos destacando a la izquierda de la Plaza de la Villa una zona hidalga en las Calles Empedrada, Carros y Tosca, fundamentalmente, quedando a su derecha junto al alfolí, actualmente Salero Real y Botica vieja, otro nutrido vecindario de grandes propietarios.
La fuente de agua dulce (Pozo Duz) se situaba a las afueras junto a la entrada de la vereda Real Soriana (ramal izquierdo), siendo esta zona de huertos y situándose las clases más bajas y pobres junto a ella, en la Calle Real del Pozo Duz, y los artesanos con sus distintos oficios en el barrio de arriba, tras la zona hidalga derecha (actuales calle Madrid, Toboso y cooperativa). Dicha fuente comunicaba con un manantial somero del que se alimentaba también pozo y fuente en la Plaza de la Villa, sus aguas subterráneas eran de calidad excelente y abundantes, por lo que Quero era conocido a nivel comarcal con aquel famoso dicho: “Qué quieres que te traiga que voy a Quero, una jarrita de agua del Pozo nuevo”.
Por último, en el Archivo Parroquial de Quero se encuentra a fines del siglo XVI al quereño Pedro Alonso, del que se sabe que pertenece a los pecheros, que tuvo una hija (Luisa) en 1569 y según la novela que conoce al hidalgo como su vecino, por lo que probablemente pudiera vivir en esta zona cercana a la fuente en la Calle Real del Pozo Duz o en el antes enunciado Barrio de Arriba.
Recorriendo la Vereda Real Soriana, ramal izquierdo (actual Calle Cristóbal Cárceles), llegaremos al siguiente hito. Casi al final, ya cerca de la Plaza de la Iglesia, encontramos la casa con placa honorífica, donde vivió hasta su madurez el Cervantino, Historiador y Cronista Alfonso.
Hito 4 |
A partir de la concesión de su Carta puebla en 1241, primero, y el nombramiento como Villa por Pedro I en 1359, después, se desarrolla el conjunto urbano actual siguiendo el eje de la calzada que procede de Consuegra, en la actual calle Empedrada. De esta forma, en el siglo XVI Quero cuenta con una población de unos 200 vecinos (unos 800 habitantes), de los que 40 son hidalgos (unos 160 habitantes).
En cuanto a la Ruta novelada, la primera salida del hidalgo investigada por el Cronista será por el camino conocido como “carrera vieja” hacia Criptana, para después regresar desde Puerto Lápice (donde fuera armado caballero) por tierras de Herencia y Villafranca de los Caballeros encontrando a Haldudo de Quintanar y a los mercaderes toledanos que iban a Murcia, entrando al anochecer apaleado con su vecino Pedro Alonso, por la calle Ayuso.
Sería en este hito que viniera el caballero en la jaula tirada por bueyes de regreso por su segunda salida, tras andar tierras como Campo de Criptana donde luchó con sus molinos, llegando después al camino de Andalucía hasta el Valle de Alcudia por Fuente el Fresno, y adentrándose en plena Sierra Morena hasta Solana del Pino. Las aventuras en la venta de Maritornes se situarían en “La Serrana”, entre Urda y Fuente El Fresno, y regresaría engañado por el barbero y el cura por la cañada o Vereda Real Soriana, ramal derecho, conocido como camino de Consuegra o de Madridejos, cuyo acceso era la calle de San Sebastián entrando desde el Oeste a la Plaza de la Iglesia.
Esta Plaza tiene su origen al menos en el Siglo XII, siendo desde entonces sitio sagrado. El templo actual dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, es de principios del siglo XVII, como el Quijote, habiendo sufrido una gran reforma por siglo y su principal deterioro en las guerras carlistas del XIX en que fuera utilizada como cuartel. Algunos hechos notables que aquí sucedieron, en torno a privilegios, fueron el “motín de las mujeres” e “incidente del Sacristán” en 1787, atravesando la calle Empedrada hacia la casa parroquial con una losa que fue rota y echada a la laguna Grande (de la sal). Una curiosidad más es que en esta Plaza está datado en 1924 uno de los primeros avistamientos ufológicos recogidos por el gran antonio Ribera en 1968, por carta dirigida de un quereño anónimo, publicado en su revista Horizonte.
Entre los edificios notables, además de varias casas con planta típica de hidalgo solariego, se encuentra, frente a la casa y archivo parroquial, el magnífico edificio del Museo de la Palabra, sede actual de la “Fundación Cesar Egido Serrano” conocido por promover el más importante concurso internacional de Microrrelatos.
Hito 5 |
El camino o Vereda Real de Alcázar, también llamado de “los Torteros”, divide Quero de Sur a Norte, para unirse a la Vereda Real Soriana, ramal izquierdo, desde el Pozo Duz a la Ermita y seguir hacia Puebla de Almoradiel. Quedan así dos zonas administrativas derecha (este) e izquierda (oeste), desde la entrada por Alcázar de Sur a Norte. Aún hoy así queda dividida la calle norte de silos.
En su cruce con la arteria principal de Toledo-Levante por El Toboso, se configura una gran Plaza denominada de la Villa, donde queda ubicado el Ayuntamiento, que contó con servicios de antiguo Pósito de granos y cárcel, la Casa de la Tercia o el Hospital de viandantes, entre otros notables casones. Ha sido siempre lugar de reunión para quereños, aún más en días festivos y en tiempos de Cervantes aglutinaba en sus cercanías las casas de la clase hidalga con grandes propiedades.
De planta rectangular y en tiempos con soportales, esta Plaza siempre contó en su centro con una fuente. La última y actual data del año 2000 e incluye dos estatuas de don Quijote y Dulcinea (2001) realizadas por el gran escultor en metal sobre temas cervantinos y de origen cordobés, pero afincado en Criptana, Eloy Teno. En cuanto a la casa del Ayuntamiento, se derrumbó la antigua decimonónica en 1977, conservando exclusivamente de aquella la cúpula del reloj de corte eiffeliano, de fines del S.XIX (1884). En su interior se conservan restos arqueológicos como la placa de cancel visigoda del siglo VII. Por último, también se encontraba en esta plaza la nueva casa de la Tercia de fines del XVIII, frente a la casa consistorial, de la que aún se pueden contemplar restos de su fachada principal. Respecto a la Picota, con ella contaba como villa, y se encontraba en el cerro de la horca, en las afueras de la población.
Hito 6 |
En tiempos de Cervantes ya se sitúa en esta calle el Alfolí o almacén de sal, para explotación de la Laguna Grande, cuya edificación más detallada en tiempos de Ensenada, en 1751, se dice que tiene fachada a dos calles (Salero Real y Botica Vieja), siendo su propiedad real desde tiempos de Alfonso XI, contando con funcionarios reales y realengo con Carlos III. Viven en esta zona algunos hidalgos y grandes propietarios, pero también pecheros, arrieros y algunos oficios artesanos, siendo zona de expansión hacia el Este, con trasiego de carros y comercio del salitre.
Sería aquí donde el Cervantino Alfonso sitúa la morada del Quijote, por ser la única calle que reúne dos condiciones noveladas, a saber, que pueda verse desde la Plaza la entrada a su casa y que su parte posterior dedicada a corrales esté ubicada junto al camino hacia El Toboso, como se indica en su primera salida. No sería raro pensar además que en esta misma calle o el vecindario, quizá en el barrio de arriba (ahora calle Madrid), viviera el escudero Sancho Panza, en la obra se narra, por ejemplo, que tiene por vecinos ilustres hidalgos.
Como otras curiosidades de esta calle, cercana a la casa del hidalgo, en la misma acera, podemos ubicar aún hoy el primer cuartel de la Guardia Civil en Quero, que hiciera funcionar Serafín Garay desde 1875, datando la adquisición y rehabilitación de dicha casa de 1858, por su padre Cleto de Garay. Aún se conserva la reja que da constancia de la adquisición.
Hito 7 |
En esta zona hidalga, tenían vivienda la familia hidalga más poderosa en Quero en el Siglo XVIII, con la hacienda local más rica y de seguro notable incluso en tiempos cervantinos, la familia López-Villaseñor. Surge el linaje por casamiento en 1506 entre dos familias hidalgas notables: Bartolomé López (de Cervantes) y Aldonza Villaseñor Figueroa, quereña con procedencia de Miguel Esteban, conservándose aún su blasón de armas con ambos apellidos, arriba los lobos y sauce propios de López, y debajo la fortaleza sumada por un moro con alfanje, y cuatro estrellas de seis puntas propias de los Villaseñor.
Un sobrino de esta hidalga quereña, vendrá a casar a Quero desde Miguel Esteban, Diego de Villaseñor, y se casará en primeras nupcias con María López de Cervantes, de cuyo enlace encontramos a Juan de Villaseñor, coetáneo y muy probablemente conocido de Miguel de Cervantes, de vida singular y continuos pleitos por la hidalguía de su padre. Diego casaría además en segundas nupcias con Aldonza de Cogollos, nieta de Mencía de Cervantes. Cómo vemos, son continuos los enlaces entre los Villaseñor y Cervantes. Por otra parte, esta familia tiene parientes en Quintanar de la Orden, un hermano de Diego sin ir más lejos.
Las coincidencias van aún más allá si leemos “los Trabajos del Persiles y Sigismunda”, pues parecen ser estos Villaseñores, sin ninguna duda para el Cronista Alfonso, los de la obra y el tal Diego el nombrado en la misma, así como su hijo Juan (llamado Antonio en la novela).
Hito 8 |
Finaliza la Ruta junto a la Casa de la Cultura dedicada a su Cronista e Hijo Predilecto, Primer Querote y Cervantino Alfonso Ruiz Castellanos, el 4 de Junio de 2016.
Acontece además, que ésta sería la entrada del hidalgo en su tercera y última salida. Regresando junto a su escudero por la Vereda Real de Alcázar, pues a unos metros más arriba, existe un paraje conocido como “el mirador” desde el que se observa todo el pueblo tal como se narra en la novela, y en el que destaca la salina y prado concejil. Sería esta vista también la utilizada por el ingeniero Domingo Aguirre para su dibujo de Quero realizado en 1769.
Este prado concejil y eras, ahora ocupado por algunas edificaciones, es atravesado por un arroyo que desagua en la salina, conocido como de Santa Ana, donde las mujeres lavaban, pues se sabe y está documentado además que tal nombre lo recoge de una Ermita fundada en 1575 dedicada a Santa Ana, siendo testigos de su escritura de fundación el cura local, Damián de Figueroa y el bachiller Luis de Dueñas. Quedando también a la vista y no muy lejos la ermita de la Virgen de la Antigua o el Rosario (ahora de Las Nieves).
Por último, en la primera frase se revela bajo el parónimo quiero, que resulta Quero el Lugar, así como el uso continuo de la raíz “Qu” identificando el apellido y personaje cuando en la comarca geográficamente narrada en la novela sólo dos municipios contemplan dicha raíz, el otro es Quintanar de la Orden de donde resulta ser Haldudo, que no es vecino de Alonso Quijano, como por el contrario si lo era Pedro Alonso: “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no Quero acordarme”.
Mapa
Ruta Cervantina Al Norte de los Molinos en Quero |
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